5 de febrero de 2016
"El rostro de las letras" fue una exposición magnífica y extraordinaria, capaz de reactivar al más dormido.
Cuando entré la primera vez en la sala que el Centre del Carme habilitó para custodiar aquella exposición, prometo que se me encogió el alma y me sentí pequeña en aquel universo. Lo prometo.
El silencio y las imágenes hablaban. Miradas y poses quietas que iban recitando cada pensamiento. Cuánta sabiduría y humildad, pensé.
Como ya expliqué siempre me ha parecido muy interesante esta dinámica y muy efectiva. Con el diálogo se aprende a interactuar y además, se pueden contrastar opiniones.
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